Desde que comenzó el año, el Merval viene
siendo muy castigado en relación a sus comprables de emergentes. Primero, el dolor
comenzó con la historia de que la política cambiaria de la Argentina no cerraba
y ahí se vino un ejército de economistas y periodistas reclamando devaluación.
Lo cierto es que dicho evento no aconteció y con el sorpresivamente generoso
acuerdo con el FMI la presión cambiaria se redujo considerablemente aspecto que
podría haber sugerido una fuerte recuperación del Merval. Si bien tuvimos un
fortísimo salto vertical ante dichos anuncios, con el correr de los días, el
mercado internacional volvió a vender acciones argentinas y comprar por
ejemplo, sus comparables brasileños, de manera que la negatividad relativa del
Merval volvió a instaurarse al observar un mercado que vende sin pausa, sin
prisa y sin freno, aspecto que sin embargo, comenzó a cambiar a partir de los resultados
electorales provinciales. Segundo, resulta evidente que existe otro factor que
sigue alimentando a la negatividad de un país que cuando se trata de elegir
puede llevarnos a resultados verdaderamente desopilantes. Y en este frente,
Wall Street decide que la negatividad relativa del Merval permanezca ahora, no por
cuestiones macroeconómicas sino por riesgo electoral, entendiendo que si los
libertarios no pueden ganar elecciones toda la benevolencia de la política
económica actualmente instaurada se termina en un segundo y volvemos al modelo
de sustitución de importaciones populista y prebendario, ese mismo que viene
quebrando a la Argentina desde hace ochenta largos años.
Sin política, no hay economía, y éste es
precisamente el algoritmo con el que Wall Street nos va a operar hasta que en
octubre los libertarios demuestren que están en condiciones de salir
victoriosos de manera contundente. Todavía el mercado recuerda esa cicatriz de lunes
por la mañana post PASO 2019 cuando la mayoría de los argentinos decidía elegir
a un Alberto en lugar de un Mauricio, con activos financieros argentinos
colapsando hasta 50% en minutos de ese lunes épicamente nefasto. De manera tal
que los argentinos le hemos demostrado al mundo a lo largo de un siglo eterno
que somos capaces de suicidarnos electoralmente con consecuencias muy
distorsivas a nuestra macroeconomía y al resto de los activos financieros incluidos,
bonos, acciones, real estate y dulce de leche, por citar algunas de las víctimas.
El mundo sabe que este país sigue partido al medio: de un lado están quienes se
benefician de un Estado enorme que empobrece a la otra mitad y del otro lado
están quienes quieren construir un país fundamentado en el mérito, en la
sapiencia, en la eficiencia y productividad. Claramente, esta antagonía que
viene caracterizando a la Argentina desde hace décadas preocupa a un mercado
que sabe que nuevamente en octubre nos enfrentamos a un episodio bipolar con
consecuencias que ni el mismísimo Satanás podría anticipar.
Este capítulo que se escribirá recién en
octubre 2025 pero que el mercado irá anticipado a partir de las elecciones
locales, es probablemente el que le impide al Merval recuperarse totalmente y
además lo obliga a underperformear no solo respecto a sus comparables de
emergentes sino frente al mercado accionario de Estados Unidos que con noticias
mucho mas benévolas desde el frente tarifario se ha venido positivizando sustancialmente
desde sus mínimos de año. Los bonos si bien están mucho mas estables tampoco
pueden todavía ir a buscar los niveles de yields que serán indispensables para
que la Argentina retorne a los mercados internacionales de deuda a tasas
razonables. La inclusión de la Argentina a índices de acciones emergentes
nuevamente y la salida de la Argentina hacia el mercado de deuda internacional
deberán esperar al 2026 porque Wall Street quiere cerciorarse de que otro
suicidio electoral no ocurrirá esta vez. Muchas cosas buenas se han ido
gestando a nivel macro en este escaso tiempo de gestión libertaria. Las
elecciones de octubre encontrarán a esta gestión en un contundente proceso de
desinflación, con un dólar estable y con una economía en fuerte rebote.
Normalmente, este combo de eventos suele augurar un buen resultado electoral en
países normales, pero somos Argentina, la nación mas esquizofrénica de la
Tierra y todo el mundo lo sabe. Si quieren conocer como termina esta historia
antes de octubre, llamen a Satanás que por ahí sabe algo.
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