Los últimos datos de empleo y actividad
reportados para Estados Unidos han salido claramente en el sentido dovish y
muestran a una economía norteamericana que se sigue enfriando no de manera
dramática pero sí en forma consistente y sin pausa. Nada nuevo, nada dramático,
y mucho de esto probablemente proviene de la gestión demócrata anterior que
había sobre estimulado a la economía y que a partir de los ajustes republicanos
comienza a sincerar una realidad económica un tanto más cruel de lo que sugería
la gestión del presidente Biden pero realidad tiene efectos contundentes en la economía
global. Ahora el mercado debiera comenzar a pricear las consecuencias que el
evento tarifas seguramente ya le ha propinado a la economía norteamericana. Todavía
el mercado intenta determinar cuál será la magnitud y duración de dicho evento.
Pero aún con una negociación cercana que podría de alguna manera contener los
impactos de una verdadera guerra de tarifas, es probable que la economía
norteamericana y también la global, paguen las consecuencias de todo lo
anunciado durante el mes de abril lo cual ha ocasionado disrupciones en el
comercio internacional que tendrán efectos en el ritmo de la economía mundial. Nada
de esto pareciera ser dramático porque el mercado quiere creer todavía que la
guerra de tarifas no puede ser cierta dado que si dicho escenario ocurriese, perderían
todos. Seguimos observando un mercado global que intenta descontar un
enfriamiento intenso pero no dramático porque sigue creyendo que el evento
tarifas no puede ser totalmente verdadero. Esta coyuntura abre la posibilidad
de dos escenarios. El escenario 1 se caracterizaría por una resolución
razonable del evento de tarifas que ocurra en los próximos meses y que como consecuencia
haya generado un enfriamiento razonable de la economía global. Sin embargo,
todavía existe la posibilidad del escenario 2, uno en donde Estados Unidos y
China no lleguen a una conclusión cercana y derivaría entonces en una verdadera
guerra de tarifas. Esta realidad se puede observar en la timidez con la que el
mercado intenta llevar a los índices norteamericanos a un bear market que está
cercano pero que no se consolida todavía.
En este entorno globalmente complejo, y con una elección por delante, el Merval
sigue exhibiendo dos patologías relevantes. Primero, una clara underperformance
con respecto a sus equiparables de Latinoamérica, ya sea México, Brasil y Chile,
por citar algunos comparables cercanos. Segundo, también exhibe una
sustancialmente mayor volatilidad con respecto a los países mencionados
anteriormente. Habiendo despejado para el 2025 el fantasma de una crisis
cambiaria a partir del sorpresivamente positivo acuerdo con el Fondo Monetario
internacional, el ruido que le queda a la Argentina de este 2025 es uno no
trivial y se refiere a una elección de mitad de término que será el primer
examen que deberán afrontar los libertarios. Si bien tengo la sensación de que
el resultado electoral será contundentemente exitoso fruto de haber ejecutado
la mejor gestión macroeconómica del último siglo, también es cierto que la
cabecita de los argentinos a la hora de votar es de lo más esquizofrénico que
existe en el planeta tierra y para ello tenemos una larga secuencia de errores
electorales siendo las paso del 2019 el ejemplo más notorio del último tiempo, uno
que sigue muy fresco en la memoria de Wall Street y que probablemente explique
la pesadumbres relativa con la que viene operando el mercado de acciones argentinas.
Dada la locura pendular con la que se vota en este país ninguna elección se
puede tomar como trivial y en especial ésta que será la primera que podrá
convalidar o no la aprobación de la gestión libertaria. Bajo esta realidad se
entiende lo frustrante que viene siendo la dinámica del Merval.
También es cierto que no hay mal que dure cien años por lo que la fase
correctiva que actualmente está enfrentando el mercado de acciones
norteamericano probablemente culmine en algún momento de este 2025. Donaldo ha
tenido una severa caída en imagen y muy en breve tendrá que enfrentar también
elecciones de mitad de término. Esta realidad implica que el conflicto
tarifario va a tener que ser resuelto en algún momento del 2025 si es que
quiere utilizar al 2026 para revertir una imagen que ha sido severamente
deteriorada a partir del evento tarifas. De esta manera, quizá para el último
trimestre del año converjan dos eventos que podrían catapultar al Merval. Uno
se referiría al fin de la corrección en el mercado de acciones norteamericano
lo cual contagiaría positivamente a todos los activos de riesgo a nivel global
incluido obviamente la Argentina. El segundo se referiría al fin del último
ruido relevante que tendría la Argentina para el 2025 representado por una
elección cuyo resultado electoral por el momento es totalmente incierto. Si
estos dos eventos se resuelven favorablemente quizá el mejor trimestre para el Merval
sea el último de este cruel 2025. Dolor y paciencia.
Comments
Post a Comment