El inicio de 2024 fue sorpresivamente muy hawkish (restrictivo monetariamente) y esta realidad no pareciera querer cambiar en el futuro cercano. En este contexto, el principal driver de las últimas semanas sigue girando en torno a política fiscal y no tanto ya a política monetaria, estando el gasto y deuda de Estados Unidos fuera de control y ejerciendo por lo tanto, fortísima presión a tasas largas. De esta forma, este año que lleva ya cuatro meses, se va tornando cada vez en más hawkish al punto que el mismísimo Jerome Powell lo ha reconocido en sus comentarios recientes. Los últimos datos de inflación de Estados Unidos vuelven a salir recalentados sugiriendo que la Fed nuevamente podría volverse a equivocar con su diagnóstico de “inflación aparentemente transitoria”.
Ya son tres los datos mensuales de inflación que,
sin ser dramáticos, apuntan a una dinámica de precios mucho más resiliente con
un petróleo rondando los “80” como principal responsable. Esta sorpresiva
realidad pone una renovada y muy fuerte presión a toda la curva de yields en
especial, las tasas cortas, con una 2yr yield acercándose impensadamente y
nuevamente al 5%, nivel observado en marzo 2023 cuando se generó la crisis de los
bancos regionales y todo el temor que se armó en consecuencia. Todo esto ocurre
ante un Nasdaq casi inmune a semejante cambio de realidad descontado por la
curva de bonos. Lo anunciado por Powell recientemente sin embargo, es más
preocupante de lo que Wall Street quiere aceptar por el momento y se refiere a
una Fed que por primera vez en 2024 nos dice: “se complicó la inflación otra
vez y podría ocurrir un pivot hawkish”.
A pesar de la presión en tasas cortas, el verdadero
drama apunta al otro extremo de la curva. Las tasas largas, siguen firmemente
descontando un déficit fiscal de Estados Unidos al 6% del PBI y un
endeudamiento fuera de control, concentradas mucho más en política fiscal que
en monetaria, y este detalle cambia totalmente la forma en la que el mercado de
bonos opera en la actualidad. Pasamos una década entera dominada totalmente por
política monetaria y todas las distorsiones impuestas por la Fed en ese frente y
hoy en día, el foco en bonos largos radica en un alarmante sendero fiscal hacia
el largo plazo y capturado por lo tanto, por la 30yr yield entre otras. De esta
forma, los drivers del mercado de bonos probablemente estén rotando desde un
Wall Street al que antes lo preocupaba predominantemente el hawkishness de una
Fed luchando contra la inflación en la parte corta hacia uno que ahora comienza
a notar un déficit y endeudamiento abultado y se concentra por lo tanto, en un
castigo quirúrgicamente apuntado a la parte larga, para un largo plazo norteamericano
que no cierra por ningún lado.
Un concepto que agrava aún mas este drama es que las
tasas cortas por otra parte, vienen descontando con mayor intensidad un
“recalentamiento en precios” especialmente a partir de un Powell reconociendo
que volvemos a tener un problema inflacionario. De esta manera, los dos
extremos de la curva quedan bajo severa presión y por razones completamente
diferentes. Por lo tanto, el mercado de renta fija a ambos extremos de la
curva, viene enviando señales muy contundentes que por el momento el Nasdaq
pricea “casi” con total indiferencia. Para las próximas semanas nada pareciera
querer indicar que el frente inflacionario afloje y mucho menos el de deuda,
por lo que las tasas van a seguir operando hawkish muy probablemente y más aun
con la aparente actitud de bancos centrales grandes vendiendo Treasuries y rotando
hacia metales.
Otra vez entonces, la economía de Estados Unidos
vuelve a estar bajo severa presión ascendente tanto en tasas cortas como largas
y la última vez que esto aconteció, se rompieron los bancos regionales de
California, detalle a tener presente en especial, para una economía tan apalancada
y por lo tanto, tan sensible a tasas de interés como la norteamericana. Esta
renovada presión en bonos vuelve a plantear la posibilidad de que algo se rompa
sin avisar, detalle no trivial para tener en cuenta en especial dado el nivel
al que el S&P y el Nasdaq están operando actualmente.
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