Durante las últimas dos semanas, Argentina se
ubica como uno de los grandes ganadores del "Trump Trade". Este gobierno
libertario se alineó a Trump mucho antes de que "ganase" y eso fue
brillante. Ahora, a sentarse y cosechar y a la vez, plantearse un interrogante
obligado a esta altura de los acontecimientos: ¿por qué todo esto no lo intentó
Mauricio ocho años antes?
Fin de una época y nacimiento de otra: cuando
el éxito es del que sigue. Resultan evidentes los cambios que este gobierno libertario viene implementando
en nuestra economía, aspecto que está siendo formidablemente premiado por Wall
Street. El fracaso del macrismo en 2019 muestra que las alianzas heterogéneas
no sirven. Intentar modificar a la Argentina, un país que literalmente funciona
todo al revés, requiere de un liderazgo homogéneo libre del socialismo
disfrazado que abunda en esta tribu. Pasan los meses y resulta evidente que las
reformas que hoy se están implementando pudo haberlas ejecutado el macrismo ocho
años antes pero por entonces, creyó que con el miedo al retorno de Cristina le alcanzaba.
El macrismo se pasó cuatro años alimentando al kirchnerismo que irónicamente, terminó
por destronarlo. El error de los socialistas asesores macristas fue uno solo e
irreversible: debieron ir por shock pero fueron por gradualismo y dicha
estrategia le dio tiempo al kirchnerismo a rearmarse y encontrar a su Alberto.
El resto no importa, dicha falla de concepto condicionó todo lo demás sin dar
una sola chance de recuperación. En este entorno, percibo cierto resentimiento actual
entre políticos y economistas macristas, el plan libertario viene saliendo muy por
encima de expectativas y ellos quedaron como la pequeña sombra de un proyecto
que por tibieza y falta de convicción, resultó relegado al banquillo histórico de
la irrelevancia eterna. A su andar, los libertarios están desnudando las
notables inconsistencias del macrismo. Se podía por entonces implementar las
mismas reformas de hoy en día pero en lugar de intentarlo se pasaron todo un
mandato encontrando la mejor excusa políticamente aceptable para el “no cambio”.
En algún momento la historia se hará una pregunta tan incómoda como ineludible:
¿hasta qué punto el macrismo fue real oposición al kirchnerismo?, ¿hasta qué
punto ambos partidos no fueron más aliados que opositores? Conclusión: perdimos
ocho largos e infumables años.
El mercado de acciones argentino viene teniendo
un año formidable, no solo si consideramos retornos absolutos sino si por
ejemplo, comparamos al Merval con el EWZ de Brasil. La overperformance de
Argentina versus Brasil supera ya el 100% de retorno relativo, lo cual desnuda
las predilecciones con las que funciona Wall Street. Por un lado, Argentina con
un gobierno libertario, seduce de esperanza y por otra parte, un Brasil repleto
de socialismo repetido, ahuyenta. Lo que ocurre en Brasil y lo que viene
aconteciendo para mercados emergentes en general describe un principio clásico
con el que se rige Wall Street: un activo, por estar barato no necesariamente
implica oportunidad de compra. La compra se activa cuando aparece un
catalizador ante dicha baratez.
Para el caso de Argentina, dicho catalizador
apareció hace tiempo ya con la esperanza que genera este intento de cambio de
rumbo hacia algo más ortodoxo, más ordenado, más austero, más coherente y todo
eso ha tenido un enorme premio tanto en acciones como en bonos, estos últimos,
de los valores albertistas de USD 20, rondan ahora cómodamente los USD 70, con
un riesgo país que ya opera sub 1.000 con suma consistencia y convicción. Para
Brasil, probablemente el catalizador también sea político cuando dicha nación
nuevamente intente abandonar el socialismo actual y busque algo superador, pero
no estamos ni cerca de dicho escenario. Llegar temprano a una fiesta suele ser
muy caro en el manejo de carteras. La paciencia y el timing, pagan.
De esta manera, la historia argentina resalta
en un marco de clara mediocridad de retornos para todo este asset class
(acciones emergentes) y a nuestro país todavía le restan varios catalizadores
potenciales que podrían ocasionar subas adicionales en el Merval. Primero,
liberación del cepo, porque para que nos incluyan nuevamente como emergentes,
Argentina deberá poder demostrar plena movilidad de capitales. Segundo,
elecciones de mitad de término en 2025, porque los libertarios deberán
demostrar que a pesar del ajuste fiscal son capaces de seguir ganando
elecciones. Tercero, y por sobre todo, las elecciones presidenciales 2027
intentando la “Doble Nelson”. Conclusión: mientras el mundo emergente se queda
sin catalizadores, a la Argentina potencialmente le sobran y ahora encima nos
agarra alienados con un Trump victorioso.
Ahora bien, utilizando la misma dupla
conceptual: “barato sin catalizador”, si comparamos a todo el mundo emergente
contra los retornos del mercado de acciones norteamericano, las diferencias de
performance son enormes.
El 8 de octubre 2004 fue el primer día
en donde el FXI (ETF que replica acciones chinas) cotizó en el NYSE. Desde
entonces, el retorno del QQQ (ETF que replica al Nasdaq) fue de +1281%, el del
FXI +76%, el del EEM (ETF que replica acciones emergentes) +129% y el del EWZ
(ETF que replica a acciones brasileñas) +45%. El 13 de marzo 2020 fue el
día en donde el Nasdaq hace mínimos en la crisis del COVID. Desde entonces, el
QQQ tuvo un retorno de +154%, el FXI -16%, el EEM +23%, el EWZ -7% y una economía
que sin ser emergente está muy relacionada a su dinámica dado que es un
exportador principal de minerales, Australia (EWA), +47%. Se observa entonces
para ambas ventanas de tiempo, una diferencia de retornos absolutamente
formidable, implicando una contundente baratez en todo el espectro emergente.
Por otra parte, mientras el mercado de acciones
norteamericano está en máximos históricos, todo el mercado de acciones emergente
está muy lejos de dichos niveles y de hecho, si se compara la valuación de
acciones emergentes contra norteamericanas, dicho ratio está en mínimos de los
últimos 50 años. Todo indica claramente que los mercados emergentes están
relativamente muy baratos pero no por eso Wall Street se desespera en
comprarlos, de hecho, no está ocurriendo, porque a “lo barato” le falta un
“catalizador”. Los estímulos anunciados por China recientemente parecían ser un
punto de partida para una recuperación considerable, pero dicho concepto fue
perdiendo fuerza con el correr de las semanas y ahora aparece el fantasma de
Trump en la relación con China.
Un mercado que también está relativamente muy
deprimido y se relaciona directamente al del équity emergente es el de
commodities. Si dicho mercado no repunta, tampoco lo harán las economías
emergentes, las cuales son altamente dependientes de exportaciones de dichos
bienes. A esta mercado también le falta un catalizador y el mismo se relaciona
directamente a una recuperación de la economía china, que no ocurre. Desde el
mismo 13 de marzo 2020, los retornos en commodites han sido los
siguientes: cobre +75%, aluminio +63%, soja +16%, maíz +11% y trigo +10%. Todos
estos commodities son altamente dependientes del ritmo de actividad global en
especial, el de China, y precisamente por falta de catalizador han tenido una
clara underperformance respecto al mercado de acciones norteamericano. Por lo
tanto, los commodities y los emergentes no serán comprados solo por estar
baratos si el catalizador se niega en aparecer. Argentina es una historia
aparte, como suele ser el caso, pero pareciera que esta vez, nos agarra
claramente en el lugar correcto. Al fin embocamos una, era hora.
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