El
colapso del dólar nos acompañará por el resto de nuestras vidas. La coyuntura actual es ácidamente evidente y se resume en
un paradigma muy sencillo: el mundo entero es monetariamente licuatorio y esta
realidad obliga al administrador de carteras a reconocer la permanente
depreciación del dólar norteamericano contra activos reales (acciones,
commodities, real estate, pochoclo) que obliga a la vez a la permanente compra
de activos financieros para evitarla y muy a pesar de su volatilidad, la cual
no es para nada trivial. Esta realidad refleja a su vez, lo perverso del
equilibrio al que nos lleva la Reserva Federal en el sentido que para evitar la
licuación que dicho organismo propone, el mundo entero debe asumir riesgo
permanentemente, aspecto que sesga toda estrategia de construcción de cartera
hacia un posicionamiento en activos reflacionantes muy por encima del óptimo.
Esta
siniestra historia monetaria comienza en septiembre de 2008 cuando ante la
diarrea mundial que había ocasionado la quiebra de Lehman Brothers, la Reserva
Federal decide implementar por primera vez en su historia QE (Flexibilización
Cuantitativa) que en criollo significa la brutal emisión de dólares contra la
compra de activos financieros. Paso 1: la Fed emite dólares para comprar bonos
largos. Paso 2: Wall Street entrega esos bonos largos a cambio de dichos dólares
o sea, Wall Street se queda posicionado en dólares, un activo altamente licuable
a futuro, que se saca de encima al instante. Paso 3: para evitar dicha depreciación,
Wall Street entrega dichos dólares a cambio de comprar toda clase de activos financieros.
Paso 4: De esta manera, la brutal sobre monetización del sistema hace que
dichos excesos de liquidez se vuelquen al mercado de activos reales generando retornos
épicamente enormes. Desde los mínimos de la crisis del 2008, ocurridos en marzo
6 2009, el Nasdaq supera ya el 2.000% de retorno acumulado.
Fuera
de cualquier moneda papel y comprados activos reflacionantes por obligación. Si
un inversor se queda sentado en liquidez de cualquier moneda "lo
licúan", es así de simple. Los bancos centrales obligan a estar comprados
riesgo todo el tiempo. La volatilidad es el costo a pagar para evitar la
licuación del dólar y la licuación es el precio a pagar por dormir tranquilo.
La construcción de un portfolio diversificado en activos reflacionantes es una
permanente obligación y lo viene siendo desde septiembre 2008 donde la quiebra
de Lehman obliga a la Fed a articular QE1, evento que cambió al paradigma de
los mercados financieros para siempre y sin retorno posible.
Bajo
este contexto de estar obligados a estar comprado todo el tiempo, viene siendo
un muy buen año hasta el momento para el mercado de acciones a nivel mundial. Tanto Estados Unidos, como Europa y la generalidad de países
emergentes muestran una notable positividad en sus retornos de 2025. Lejos queda un Merval que todavía debe demostrarle a Wall
Street que los libertarios podrán convalidar una convincente elección en
octubre 2025. El trauma del evento “Alberto vs Mauricio” en las PASO 2019 sigue
muy abierto en la memoria de los flaquitos que operan Argentina desde New York
sin saber si quiera donde queda el Obelisco. De esta manera, el gran underperformer del mercado mundial
de acciones ha sido hasta el momento el Merval de Argentina. El resto del mundo sigue a pura reflación huyendo
desesperadamente de la licuación intencional y sistemática del dólar norteamericano.
El
rally del todo contra el dólar norteamericano. En estas últimas semanas se
viene dando “el rally del todo”, en el sentido que los distintos componentes
del mercado accionario han subido muy contundentemente. Frente a esta realidad,
el mercado de acciones de Estados Unidos vuelve a quedar aparentemente caro
respecto a otros mercados y por lo tanto, no sorprendería que en materia de
trades relativos se vuelva a instaurar una tendencia iniciada desde comienzo de
este 2025: short lo caro y long lo barato. El escenario base sigue siendo
altamente licuatorio y por lo tanto, obligadamente reflacionante: estar
comprados activos de riesgo no es una opción, sino una irónica obligación.
Moraleja: construir una cartera reflacionante diversificada queda como
obligación ineludible. Pareciera que la liquidez en cualquier moneda papel es la peor posición
posible debido a que la Fed ha llevado al planeta entero a una toma de riesgo
muy por encima del óptimo de Markowitz y no existe escapatoria posible.
Peronismo en inglés.
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