La flexibilización de las bandas cambiarias incorpora un grado de libertad adicional que el mercado venía demandando. Tras el rally post electoral, Wall Street operó con cautela hasta comprender el nuevo marco de política económica, y en ese proceso fue presionando hasta obtener mayores señales de consistencia: recuerden, Wall Street te rompe hasta que se entienda. La reacción reciente sugiere que ese entendimiento comienza a consolidarse. Si Argentina crece como espero en 2026, la re-monetización asociada a la compra de dólares debería ser absorbida sin consecuencias inflacionarias relevantes. En una economía en expansión, la demanda de dinero aumenta, lo que permite incorporar liquidez sin tensiones significativas sobre los precios. Incluso, si esa dinámica generara alguna presión transitoria al alza, no sería un desvío preocupante dentro de un proceso de normalización macroeconómica y el claro sendero desinflacionario conquistado por este gobierno a fuerza de ortodoxia fiscal y mone...
La economía argentina atraviesa una transformación que excede con amplitud el cambio de un programa de estabilización. Lo que se está reconfigurando es el sistema completo de incentivos, precios relativos y señales económicas que durante décadas distorsionaron la asignación de recursos y erosionaron sistemáticamente la capacidad productiva del país. No se trata de una corrección coyuntural, sino de una mutación de régimen económico. Durante un largo período, la economía funcionó bajo un entramado institucional que privilegió la protección por sobre la productividad, la discrecionalidad por sobre la regla y el corto plazo por sobre la inversión. El resultado no fue solo inflación crónica, sino una degradación sostenida de la competitividad, una estructura productiva frágil y una pérdida gradual del salario real. La inflación no fue la causa última de los desequilibrios; fue su manifestación monetaria más visible. Cuando una sociedad puede acceder a bienes más baratos y de mejor calida...