La economía argentina atraviesa una transformación que excede con amplitud el cambio de un programa de estabilización. Lo que se está reconfigurando es el sistema completo de incentivos, precios relativos y señales económicas que durante décadas distorsionaron la asignación de recursos y erosionaron sistemáticamente la capacidad productiva del país. No se trata de una corrección coyuntural, sino de una mutación de régimen económico. Durante un largo período, la economía funcionó bajo un entramado institucional que privilegió la protección por sobre la productividad, la discrecionalidad por sobre la regla y el corto plazo por sobre la inversión. El resultado no fue solo inflación crónica, sino una degradación sostenida de la competitividad, una estructura productiva frágil y una pérdida gradual del salario real. La inflación no fue la causa última de los desequilibrios; fue su manifestación monetaria más visible. Cuando una sociedad puede acceder a bienes más baratos y de mejor calida...
La economía argentina comienza a exhibir señales cada vez más contundentes de haber superado el tramo más recesivo del proceso de estabilización y de estar ingresando en una fase de recuperación cíclica. A diferencia de episodios previos marcados por rebotes sin en entorno macro consistente, el ciclo actual se sostiene en una recomposición profunda de las principales variables nominales: inflación, tasa de interés y riesgo soberano. El primer quiebre relevante se observa en la trayectoria inflacionaria. Tras una etapa de fuerte aceleración nominal, la inflación mensual ingresó en un sendero de desaceleración persistente. Este proceso no es meramente estadístico: redefine expectativas y restablece la función de los precios como mecanismo de asignación de recursos. La nominalidad más baja impacta directamente sobre los planes financieros de firmas y hogares, reduce la prima por inflación implícita en contratos y destraba decisiones reprimidas de inversión y consumo. El ordenamiento nomin...